jueves, 21 de febrero de 2019

Ilustrados y enciclopedistas


Enciclopedista se le llamaba a los filósofos franceses que colaboraron a la creación de la Encyclopédie dirigidos por Dennis Diderot en el siglo XVIII. Hubo muchas aportaciones en esta época dirigidos al término de asuntos criminales, por ejemplo:

Charles De Secondat (Barón de Montesquieu) en su obra “Espíritu de las leyes” (1748) expone la idea de la independencia judicial respecto al ejecutivo, abolición de penas inútiles, excesivas y tortura. En la política criminal se debe buscar cómo prevenir un delito en vez de como castígalo, ese es el principio por el que fue creado. Por ello las leyes penales deben orientarse a evitar el crimen y proteger al individuo.
Para Voltaire, el castigo o pena debe ser tomado en cuenta según el peso del delito investigándolo de varias formas como la personalidad de criminal autor, naturaleza del hecho, escandalo del asunto y ejemplaridad que este muestre a la sociedad. Voltaire se pronunció contra la confiscación, tortura y la pena de muerte.
Jacob Jacobo Rousseau publicó en 1755 el Discurso sobre el origen y fundamento de la desigualdad de los hombres. En 1762 El contrato social, esta obra explica que el hombre nace siendo bueno por naturaleza pero con el paso de los años y las cosas que le pase la sociedad lo termina pervirtiendo. El primer hombre que se apropió de un terreno y encontró personas lo bastante crédulas para que no dudaran de el fue el que creó la sociedad civil, y si otro hombre lo hubiese confrontado diciéndole que el terreno era de todos y que nadie le debía creer pudo haber evitado muchas guerras, sufrimientos y conflictos. Rousseau aclara que el principio de esto es por el paso de estado natural a estado compartido, el delincuente crea un compromiso para automarginarse en la sociedad civil.

1 comentario:

  1. Buenas tardes compañera, me parece muy interesante esta sección de su blog ya que se enfoca en los ilustrados y enciclopedistas y es una parte importante en la historia de la criminología.

    Saludos,

    Elizabeth Araya López

    ResponderEliminar